LA JUVENTUD COMBATIENTE DE NUESTROS DÍAS: Una mirada desde la asamblea territorial de la Juan Antonio Ríos
- Lêgerîn 2

- 16 ago
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En la población Juan Antonio Ríos, al calor de la revuelta popular que se vivió en octubre del 2019, se autoconvoco entre los y las pobladoras, una asamblea territorial que en un principio carecía de un objetivo concreto, pero sí respondiendo a la necesidad de organizar la vida ante el nuevo escenario que la revuelta provocó. Desde la fecha hasta entonces en nuestra población se ha sostenido un trabajo de base, el cual se ha desbordado hacia otras áreas, superando la iniciativa asamblearia, y generando respuesta a problemáticas como el abastecimiento, la juventud, el trabajo, la educación, el deporte y el análisis político para orientar nuestros caminos.
Desde entonces cada año y cada fecha significativa para nuestro pueblo, hacemos actividades político culturales y así trabajar la memoria y reflexionar en torno a problemáticas actuales. El reciente 29 de marzo conmemoramos el día de la juventud combatiente en memoria de Rafael, Eduardo Vergara, y Paulina Aguirre, jóvenes asesinados en 1985 en plena dictadura militar.
Para ello, hicimos un conversatorio entre las organizaciones del territorio, además de escuchar a familiares y amigos de 4 jóvenes asesinados de nuestro barrio. Gracias a esto pudimos escuchar a diversos perfiles juveniles, reflexionar en torno a la juventud y sistematizar la jornada para este artículo, y como insumo propio.

El reciente 29 de marzo acabamos de conmemorar nuevamente el Día de la juventud combatiente en Chile. Este día se conmemora en memoria de los compañeros asesinados en 1985, Rafael y Eduardo Vergara Toledo de 18 y 20 años respectivamente, en la Villa Francia, población histórica de Santiago. Como también en memoria de Paulina Aguirre Tobar, joven militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) de 20 años, asesinada el mismo día, en la misma fecha. Estos 3 asesinatos ocurren en la dictadura militar de Pinochet y responden a la violencia estatal de la época, la cual buscaba acallar todos los intentos de resistencia.
Ya no estamos en dictadura, pero nos siguen matando…
Nuestro pueblo está teñido de sangre por la violencia estatal y sus diversos tentáculos, y nuestra población no ha estado ajena a esto; por lo que para escuchar y analizar a la juventud, invitamos a familiares y amigos de 4 vecinos nuestros asesinados; Carlos Godoy Echegoyen, Maximiliano Rodríguez, Tomás Pérez y Alonso Verdejo.
La juventud combatiente de los 80 responde a un proceso histórico de nuestro país y en nuestra población también existieron semillas de revolución. Ejemplo de aquello es la vida de Carlos Godoy Echegoyen. Militante socialista, al igual que toda su familia. Rafael, como era su chapa, estuvo al frente de importantes tareas políticas y de movilización popular debido a sus capacidades altamente organizativas, su eficiencia, disciplina y entrega. Una de sus principales labores fue la capacitación política y de resistencia de masas de los jóvenes socialistas de la época, labor a través de la cual efectuó un aporte importante a la lucha popular hasta el día de su muerte.
¿Cómo enfrentamos los desafíos que tiene la juventud hoy en día?
Lo primero que queremos señalar, es que para nosotras ha sido un desafío caracterizar a la juventud de nuestros días, ya que ha existido una tendencia de los análisis sobre la juventud en Chile por parte de los movimientos sociales, hacia el perfil militante de partidos políticos en resistencia en plena dictadura militar. Lo que consideramos pertinente ya que los valores revolucionarios que desarrolló, han dejado huella en la historia del movimiento popular, entregando principios como la consecuencia, disciplina y coraje, expresada en vida y la muerte por los y las jóvenes combatientes.
Pero. ¿Existen esos valores en la actualidad entre nuestros jóvenes? ¿O en nosotras mismas? Y la respuesta es que si creemos que la determinación de la juventud de los 80’s sigue vigente en los procesos más recientes de movilización social. Prueba de aquello ha sido el movimiento estudiantil el que continuó con la rebeldía de nuestro pueblo con los mochilazos en dictadura, la revolución pingüina en 2006, movilizaciones en el 2011, y una seguidilla de paros, tomas de institutos y universidades, para finalmente saltar el torniquete del metro y comenzar con la revuelta popular más grande que nuestros ojos han visto. Y es que esa virtud que tiene la juventud de promover procesos revolucionarios, en Chile se ha expresado en los centros de estudios, fuertemente criminalizados en la actualidad ya sabemos con qué fin.
Pero, ¿Por qué esa llama no llega a todos los sectores juveniles de nuestra población? Y es que en nuestro barrio, el perfil juvenil con el que nos estamos vinculando tras la muerte de Maxi y Tomás ni siquiera se les permite terminar el colegio por el perfil estigmatizado que poseen. Lo que nos conduce a pensar que existen diferentes tipos de juventud, que aunque tengan valores similares a lo largo de la historia, presentan formas de acallarlas de manera diferenciada. Si eres joven secundario te reprimen a través de las leyes represivas o el desmantelamiento de la educación pública, y a los y las jóvenes pobladoras, las tiene sometidas al consumo, la marginalización, o simplemente te matan impunemente.
Es por esto que en el último tiempo hemos acentuado nuestra inquietud en la juventud pobladora, porque es aquí donde vemos el mayor potencial de nuestra clase, y creemos firmemente que esta juventud es merecedora de los frutos de la organización. Pero ¿Cuáles son esos frutos?
La organización nos entrega las herramientas para poder enfrentar a este enemigo poderoso, por lo que es importante compartir estos análisis entre las organizaciones y saber qué estamos haciendo por esta juventud, cómo podemos reforzarnos, y encontrarnos para entregar de una manera más coordinada y sistemática este apoyo a la infancia y juventud popular. En nuestro territorio hemos levantado iniciativas para la juventud popular. Ejemplo de estos espacios es el Comedor Popular Maxi Rodriguez, levantado por la madre y hermana de Maxi. Quienes han transformado su dolor y rabia en lucha y amor por los amigos de ambos jóvenes, generando un clima seguro para ellos, libre de consumo y donde pueden ser escuchados, amados y reconocidos. Otros ejemplos en el territorio son las expresiones deportivas, como el taller de basquetbol donde participaba Alonso Verdejo. Expresión del deporte popular, como también lo es el Club deportivo Carlos Godoy Echegoyen. Todas estas iniciativas responden a la búsqueda de espacios recreativos seguros para y por la juventud, promoviendo relaciones sanas entre lxs participantes. También dentro de las organizaciones que se han levantado en el último tiempo, está un preuniversitario popular Yoshua Osorio, el cual entrega herramientas de educación popular a los y las jóvenes que quieran rendir la prueba de acceso a la educación universitaria.
Si bien estos espacios se han ido desarrollando espontáneamente, con el conversatorio realizado para caracterizar a la juventud, nos damos cuenta de que podemos mejorar algunas prácticas desde quienes componemos las organizaciones. Y aquí lo primero que arrojó el conversatorio es la necesidad de que estos espacios sean levantados por y para ellxs mismos. Dónde ellxs decidan y propongan, y que para eso hay que escucharlos, acercarnos a sus vidas o intereses. Existe una tendencia a la instrumentalización de la juventud, por la energía que los caracteriza, sin embargo esto no puede ser concebido de esta manera, ya que responde a una práctica de la vieja política, y que no contribuye al desafío de que la juventud tome el lugar que le corresponde dentro de la sociedad.
Además, creemos que es importante generar identidades y referencias políticas, como pobres, como clase, como mujeres, como jóvenes, recuperando la identidad como pueblo que se ha perdido en las manos del neoliberalismo. Sea cual sea la organización, su ideología y característica, sea anarquista, comunista, socialista, indigenista, etc, buscar generar identidad común de lucha. Siempre desde el respeto de nuestras diversidades y la no imposición. Contra el individualismo, la competencia, el consumismo, y las identidades vacías y de consumo que generan las redes sociales y medios de comunicación. Como último, dentro de las reflexiones que han emanado desde las instancias que hemos generado para dialogar en torno a la juventud, se trata de hablar con el ejemplo. En ese sentido resaltamos la importancia de no solo luchar hacia afuera sino también hacia adentro, tener una transformación profunda. Fuimos criadas en este sistema y sus vicios también están en nosotras mismas. Alguien dijo por ahí, que “el 95 % de la batalla es contra nuestro enemigo interno”. Por lo que debemos luchar día a día por transformar esas prácticas liberales y patriarcales. El enemigo libra una guerra psicológica contra nosotras, por lo que hay que luchar contra las personalidades del capital.
Por tanto, es necesario que mientras vayamos enfrentando al enemigo en común, también vayamos combatiendo a nuestro enemigo interno. Para desde allí ir construyendo y poniendo en práctica la vida que realmente queremos vivir y no la que el capital nos ha impuesto. “Vivamos hoy como queremos vivir en el futuro” Hay que seguir luchando, resistiendo, organizándonos y construyendo. Arriba quienes luchan y la juventud pobladora y combatiente.






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