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¡LUCHA CONTRA EL LIBERALISMO!¡Recuperemos nuestras vidas!

Paolo Barontini


Cuando pensamos en el liberalismo, podemos ver muchos intentos diferentes de definirlo: algunos lo llaman sistema económico, otros lo definen como una forma filosófica de entender el Estado y su relación con el individuo, y otros lo definen como una respuesta contra el conservadurismo y la política reaccionaria. Los ideólogos del sistema intentan definirlo de muchas maneras diferentes con el objetivo de legitimarlo. En cambio, cuando intentamos definirlo y comprenderlo, no deberíamos caer en estas trampas. De hecho, no deberíamos entenderlo sólo en su significado económico, como la regla del libre mercado. Más bien, debemos describir y analizar el liberalismo como un sistema de pensamientos, reglas, emociones y conceptos que es la principal arma ideológica de la Modernidad Capitalista. De arriba abajo, es la forma en que el sistema se impone dentro y sobre la sociedad con el objetivo de debilitar la capacidad de resistencia y organización de la sociedad. Pero para entenderlo mejor, tenemos que mirar atrás en la historia y comprender por qué el sistema de dominación consideró necesario desgarrar la resistencia de la sociedad.


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¿Cómo era la historia antes del liberalismo?


Desde el principio de la humanidad, podemos decir que la sociedad ha desempeñado un papel fundamental en nuestro desarrollo como humanos. Si observamos cómo somos, empezando por nuestros aspectos biológicos, podremos entender mejor por qué la sociedad siempre ha sido clave para nosotras. Los humanos no tenemos mecanismos de defensa naturales, a diferencia de los pájaros que tienen alas para volar en caso de peligro. Tampoco podemos detectar peligros y oportunidades a cientos de metros de distancia como ciertos animales. Por ello, desde la aparición de la humanidad en el continente africano hasta su expansión por Mesopotamia al filo de la revolución neolítica, hemos desarrollado la sociedad y la organización de la misma como nuestro mecanismo de defensa frente a los peligros y la inseguridad. La organización colectiva de tareas básicas como la recolección de alimentos y la protección contra peligros externos ha sido tanto el propósito para la continuación de la sociedad como el medio central por el que ha continuado. A partir de este punto, se desarrolló una comprensión más significativa de la sociedad a través del lenguaje, la cultura, las formas específicas de vivir y organizar la vida y las creencias religiosas relacionadas con el carácter sagrado de estas sociedades.


En resumen, cuando echamos un vistazo a la historia de la humanidad podemos ver que ser-una-sociedad ha jugado la condición de “ser o no ser” para nosotros como especie humana.


Esto es importante saberlo porque cuando avanzamos hasta hoy, podemos ver que este profundo significado y el valor de estar conectado con la sociedad están siendo duramente atacados. El intento que hace el sistema de dominación es desgarrar la sociedad, intentando cimentar el triunfo del individualismo creando una contradicción entre el individuo y la sociedad. Es lo que llamamos la ideología del liberalismo. Es este ataque más despiadado contra la sociedad lo que podemos evaluar como el intento de lograr una victoria final sobre la democracia, destruir la vida justa y libre y completar el asesinato de la sociedad.


Pero, ¿qué significa el liberalismo? ¿Qué expresa?


Como ya se ha mencionado, podemos definirla como una de las principales armas de la Modernidad Capitalista: en su esencia, tiene una concepción de la libertad que exige que se dé prioridad a la libertad individual y se la ponga en contradicción con la vida comunitaria. Es la idea de que fuera de la libertad de la fórmula del “yo, yo mismo y yo”, no hay nada más que alcanzar. El liberalismo surgió como ideología durante la época de la Revolución Francesa, en la que la clase media bajo el lema “Liberté, Egalité, Fraternité (Libertad, Igualdad, Fraternidad)” consiguió transformar un periodo de transformación social radical y una revolución de todo el pueblo en el comienzo de los tiempos más individualistas y peligrosos de la sociedad y la humanidad.


Especialmente como Jóvenes necesitamos estudiar, entender y discutir más a fondo la forma en que el liberalismo está tratando de reproducir su existencia a través de nuestras vidas, cuerpos y mentes. De esta manera, podemos contraatacar y jugar el papel de vanguardia que las mujeres jóvenes y la juventud siempre ha tenido dentro de las revoluciones, la resistencia y en la defensa general de la sociedad. ¿Cómo se ven las características y actitudes liberales dentro de nuestras vidas? ¿Qué sentimientos está creando el liberalismo? ¿Qué tipo de individuo pretenden conseguir? Para empezar a responder a estas preguntas, el punto de nuestro estilo de vida pasa a primer plano: desde la forma en que nos levantamos por la mañana hasta el momento en que volvemos a dormir, ¿a qué sistema está sirviendo nuestro estilo de vida? Cuando decimos que los jóvenes queremos producir un cambio en nuestras sociedades y comunidades, lo primero que tenemos que hacer es producir ese cambio en nosotros mismos. En este sentido, la pregunta básica de “¿Cómo vivir?” se convierte para nosotros en una brújula: mientras no consigamos vivir diariamente de acuerdo con los principios y valores que queremos ver dentro de nuestras sociedades y del mundo, tampoco podremos desempeñar nuestro papel como vanguardias revolucionarias.


En este sentido, el desarrollo de un estilo de vida acorde con lo que es bello, correcto y justo debe sostenernos.


Por otro lado, el liberalismo quiere impulsar un modo de vida en el que ya no seamos dueños de nuestras vidas. Desde el trabajo que hacemos, la universidad en la que estudiamos, los deseos y ambiciones que tenemos hasta las decisiones que tomamos en la vida cotidiana, nos vemos obligados a vivir una vida que no es verdaderamente nuestra.


¿Cómo vivimos una vida que no es la nuestra?


Relaciones


Desde nuestra infancia hasta la actualidad, estamos influenciados por las películas que vemos, las series de televisión que nos gustan, y aún más hoy en día en los papeles que los medios digitales y tecnologías como la Inteligencia Artificial desempeñan en la vida contemporánea. Podemos observar fácilmente cómo a través de los medios de comunicación y la tecnología el sistema dominante intenta moldear la forma en que vemos el mundo. Podemos empezar por la idea del amor, las amistades y las relaciones. Hoy el sistema intenta liberalizarlo, hacerlo más diverso en la superficie llamándolo alternativo, pero al final en su esencia sólo hay un color, una única forma posible a través de la cual los seres humanos pueden relacionarse entre sí. Es decir, se nos ofrece la idea de una relación romántica clásica hipersexualizada en la que nuestras emociones, reflejos y profundos deseos subconscientes se ocultan tras esta idea. Se nos ofrece una idea del amor -que es una de las emociones más sagradas a lo largo de la historia de la humanidad- corrompida hasta la médula. De forma falsa y simulada, el liberalismo intenta hoy imponernos la idea de que sólo podemos amarnos a nosotras mismas y a una persona como máximo, y que ésa es la única forma en que podemos pensar, sentir y expresar el amor en la actualidad. De este modo, se nos hace creer que esa es la forma “natural” en que siempre han vivido los seres humanos. La opresión patriarcal del sistema encuentra así en el liberalismo su más preciado aliado.


Una “cultura” de la imitación sin fin


Al mismo tiempo, a través de los medios digitales, la televisión, etc., el liberalismo trata de imponer una cultura de imitación sin fin. Desde el aspecto que queremos tener hasta los productos que deseamos en los anuncios, pasando por los sueños que tenemos, el liberalismo, con el uso de los medios de comunicación de masas, está creando una cultura de la imitación. Una cultura en la que ya no hay diferencia entre los pueblos. El liberalismo, al venderse como la opción más libre, diversa y colorida que luchó y derrotó al “camino de un solo color” del Socialismo Real, ha creado ahora el estilo de vida más repetitivo, simulado y poco original que la humanidad haya visto jamás.


Escuela y trabajo


Mientras crecemos y nos educamos en las escuelas y universidades del sistema, podemos ver fácilmente qué ideas y conceptos intentan moldear nuestra personalidad. Esto comienza con la idea de trabajo de éxito, que se entiende no como algo que está beneficiando y sirviendo a la sociedad, sino sólo de encontrar una manera para usted como un individuo solitario para sobrevivir y derrotar a los demás. Valores como la cooperación, la empatía y el sacrificio, que siempre han sido características básicas de cualquier sociedad, ya no importan. Por el contrario, están completamente borrados del liberalismo y de las formas de vida que nos ofrece.


“Cultura de izquierdas”


Otro aspecto fundamental de la capacidad del liberalismo para manipular a los jóvenes es venderles simulaciones de vida alternativa. Por ejemplo, muchas personas pueden haber crecido en zonas más rurales, en las que las mentalidades patriarcales son más evidentes y opresivas. Cuando estos jóvenes empiezan a estudiar o trabajar en una gran ciudad, pueden experimentar contradicciones con el entorno del que proceden. Dentro de la ciudad, que ahora se vende como “cultura de izquierdas”, el liberalismo intentará proponer una alternativa al modo de vida pueblerino que parezca más moderna y progresista.


Esta vida se basa principalmente en la difusión de las fiestas, las drogas y las llamadas “relaciones alternativas”. Pero de esta manera, quieren atrapar y cerrar el potencial de búsqueda de relaciones y vida verdaderamente libres que el trasfondo más opresivo del pueblo no permitía. Pero esto no es ninguna alternativa: es el mismo producto vendido, pero sólo con un nuevo envase y colores más “progresistas” que no aportarán ninguna solución. Así, el liberalismo también intenta influir en la forma en que podemos pensar sobre la organización política y sobre la lucha.


Cuando observamos detenidamente cómo sentimos, hablamos y pensamos, podemos ver que, por mucho que hayamos cambiado algún aspecto superficial, seguimos dándonos cuenta de lo profundos que son estos conceptos en nuestro interior. Podemos decir que somos socialistas o revolucionarios, pero en realidad no podemos compartir nuestras cosas con los demás. Puede que hablemos de un colectivo o de una organización política, pero vivimos solos en nuestros grandes apartamentos para poder tener nuestro “Me-Time” y desahogarnos aisladamente. O quizá seguimos apegados a nuestro dinero privado que no queremos compartir con nadie más. Y por mucho que llamemos a muchos amigos “nuestros camaradas”, seguimos teniendo a una o dos personas que ponemos por encima de todos los demás. Lo que queremos decir aquí, es que para cambiar radicalmente nuestra mentalidad y desarrollar una personalidad democrática, socialista o revolucionaria, necesitamos luchar radicalmente contra los aspectos más ocultos y profundos del liberalismo que llevamos dentro, como las ideas de propiedad, exclusividad e individualismo.


Entonces, camaradas, ¿qué debemos hacer con un sistema así?


+ Organización


Por supuesto, como jóvenes, tenemos que luchar y encontrar soluciones contra todos estos ataques que el liberalismo nos está haciendo. Sin duda, la cuestión de la organización es una de las más importantes. Si luchamos contra un sistema que intenta hacernos “uno a uno”, entonces nuestra respuesta tiene que ser colectiva. Pero esto solo no será suficiente, ya que el liberalismo juega con nuestras palabras, emociones y principios para hacerlos poco claros. Necesitamos construir nuestra organización con principios claros, valores claros y una forma clara de luchar juntos en torno a la cual nos organicemos. Y por supuesto necesitamos impulsar un estilo de vida radical y diferente, fuera del del sistema.


Necesitamos recuperar la unidad dentro de nuestra vida. No podemos separar el lugar donde nos organizamos y nuestra vida normal. No puede haber ningún momento vacío, ningún espacio vacío en nuestras vidas. Entender todo dentro de nuestras vidas como una lucha nos hará avanzar.



+ Educación


La educación y la autoeducación son unas de las herramientas más importantes en nuestra lucha contra el sistema y el liberalismo. No sólo para estudiar y conocer mejor nuestras historias, sino también porque cuando entendemos la educación como un lugar de lucha, un lugar de transformación de las mentalidades equivocadas, individuales y opresivas en mentalidades democráticas, comunitarias y socialistas, entonces las soluciones que encontraremos contra el aislamiento del sistema se multiplicarán enormemente. La educación en este sentido es lo fundamental de muchas cosas. Cuando somos niños y niñas tanto como aprendemos a contar y hablar, también aprendemos una forma de sentir, ver e interpretar el mundo. Para ello jugará un papel clave una educación que sea capaz de transformar las mentalidades que el sistema ha impuesto en nuestro interior. Con ello, construiremos nuestra comprensión veraz y original de nuestras vidas y del mundo que queremos construir.


+ Defensa de la cultura y la tierra


De nuevo, un elemento muy importante para impulsar nuestras luchas es la idea de volver a conectar con la tierra de la que procedemos, con los valores sociales que allí se cultivaron. Debemos tratar de vivir la cultura de este lugar de una manera que sea socialista y no reaccionaria, es decir, una manera que insista en los seres humanos y la sociedad. Reber Apo, Abdullah Öcalan definió el socialismo como el antídoto más fuerte contra el liberalismo. Por supuesto, cuando hacemos esto, no debemos caer en trampas fáciles como idealizar o romantizar todo lo que viene del lugar de donde somos. Tenemos que analizar y debatir con nuestra gente para entender qué valores, principios, aspectos culturales y sociales son democráticos y socialistas y cuáles no. Incluso en Europa hay mucho que descubrir en la historia que el liberalismo ha borrado para que parezca que el modo de vida actual ha triunfado. Pero no es así. El presente es el resultado de lo que vino antes, pero está absolutamente abierto a ser cambiado ahora.


= ¡Libera la vida!


Como conclusión queremos añadir esto: luchar contra el liberalismo significa plantear y luchar al máximo para conseguir una personalidad lo más conectada con las características de la Juventud. Luchar contra el esquema impuesto de sentimientos, trabajo, éxito que nos impone el sistema, significa rechazarlos y crear otros nuevos. Contra el vacío y la repetición sin fin del liberalismo, Juventud significa renovarse siempre, no quedarse nunca igual, rechazar el esquematismo y el dogmatismo que son las mismas caras del liberalismo. Tenemos que encontrar nuestra energía y darnos fuerza unas a otras. Así creemos que seremos capaces de avanzar hacia una forma de vida más original que el liberalismo nos ha arrebatado.


¡Recuperemos nuestras vidas!

 
 
 

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